Quédate…
Y Volaré.
En el
aire siempre te vi
Tu risa
alocada, mis ojos acuosos
El sabor
de la canela, sobre el dulce manjar de tus labios
Nata de
dulce sabor, frescura manifiesta y preñez vital.
Por
amoblar
El mar
crispado, rezumando ansias de humedad
Nuestro
chalupa, deslumbrante, agitada por lanzarse
Las
nubes, tontas, nubarrones proyectaban ser
Y el
sol, rojizo lunar del añil inmenso
Un
nenúfar, rosáceo aposento de príncipes encantados
El
chapoteo de las ganas, el deseo del equilibrio
Y me
sujetas, no quieres palacios
Quieres
palaciegos hombres, escurridizos amantes
Y me
gritas, sin decir nada, dibujando en tu rostro una suplica
Quédate,
no vayas, no te aventures
Nada
deseo, que no sea, agua insípida,
Tomada
de tus labios, elixir de sultanes y Taj mahal
Nada
sueño, nada anhelo, más que al llamarte me acaricies
Con
dedos ciertos…
Quédate
me susurras, cuando nunca me he ido.
Pajarico
de alas pequeñas y planear grandioso
Centinela
de mis noches frías, y aire de las cálidas.
Quédate,
rijosa entre mis piernas y volaré.
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