Los
cartílagos extendidos
En el
regreso de la noche alienada
Zumbidos
en tu cabeza, giran cuan diábolos maltrechos
Y tú,
dislocada ante tu cara deformada, resuelta
Un
cuerpo pertrechado por las rayas del caballo
Tus
viajeros preferidos te gritan
La
distancia te responde
Sus
dedos no te tocan, te acarician y se tambalean
Tras las
máscaras del placer y los vuelos inmisericordes
Desvencijada
te arrastras en el piso gélido
Musa de
piel aceitunada, te llamaba
Resbaladiza
entre sus dedos
Recortes
de fotos, encuadres dispares, sombras sin luz
Ya
sangras sin heridas, lloras con lágrimas de cristal
Asesina
de inocencias noctámbulas
Entre
paredes níveas, inmaculadas
Perdiste
tu dolor
Supuras
las cicatrices mal curadas, y rezumas indulgencia.
Niña que
ya no eres, ni tirabuzones de oro portas.
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