Al sumergir mi existencia…
Sumérjome asido a tus
caderas
En el lecho de estas
preñadas espumas
Diluyéndome en tu vientre,
tierna vida mía
Cuan si fuera revirtiéndome
A las antípodas del
descanso eterno.
Y me riegas de pétalos de
jazmín
Iluminados por el cristal inusitado
Que pulcramente adornan
tus fanales.
Y ríndome a tus encantos
naturales
Condición sine qua non en
tu alma insigne
Derramada sobre mi ser,
delirando estoy
Bajo el fluir de este
torrente de aleteo voraz
Que mi ser disfruta bajo
tu influjo
Ebrio por el rutilante
halo que desprendes.
Rizando se encorva el lago
de nuestros deseos
En el fragor del andar
sanador de tus dedos
Entre mis dedos,
aligerando nuestra piel
De pesares, arrebolando
nuestras sienes
Sobre cabalgaduras de
cielos intrascendentes
Dejándonos llevar por el
influjo del carmín
Degustado al unísono por
nuestras lenguas
Salivando dictas que serán
sellos incorruptos
En el correr de las saetas
traicioneras de reloj
Granulado por transcurrir
imperecedero.
Y nada será filo resbaladizo
contra esta alianza de encantamiento sin equívocos.
Atráeme a tu lecho de vida y miel, acógeme.
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