Idílicos,
periplos sin cuentas, colgando del cuello
Espacios airosos
Crines de
terciopelo
Dislexias sin
nombres
Humedales asidos
en dedos
Describen tus
perlas, en cielos pajizos
Tus ojos se
esconden, para no envilecer al osado.
Portas la
feliz cara de la doncella aligerada
Idolatro tu
cara lúcida sin conjeturas
Aquiescente con
tu nido índigo
Morada de
hadas y juegos
Déjame ver tu
pelo tejer al derviche acalorado
Omnisciente señor
de las bestias, batalla
Inscritos del
periplo estival, te avienes, te yergues
Acaso sabes mi
deseo, mi delirio rebosante, jajaja.
Eres la chica
feliz, la de los befos húmedos
Sujeta al
helio atrapado del neón fulgente
Y nada, nada
nos evitará palidecer juntos
Recontando las
varas de medir, ni los pies de altura
Pujados sin
reyertas, ni facas que hundir en el alma
Ni siquiera
albas atormentadas, ni resacas de sal
Sino complicidad
manifiesta, de tu cara inocente
Escondida entre
los pliegues de mi pecho rendido.
Miríadas de
cíclopes se ceban con la luna
Apenas sumerge
su oronda figura bajo las aguas
Hallarte desean,
añoran tu bella cabellera desplegada
Al salto de
ramilletes brillantes de rebosantes estolas
Culpan al
destino, de mi fortuna, ah perdedores
No quebréis el
silente armisticio del legado regio
Sabed domeñar
vuestra estulticia a la aurora magna
Vivid, creced,
vitoread a la vida, y ella os reportará.
©Santiago
Pablo Romero. Sensualidad.
Imagen: Patty
Maher.
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