Mermas
en la piel…
Me ciño
a tus deseos más íncubos
Tras ser
defenestrada de mi condición de ángel
Arrancadas
las alas, despojada del halo virginal
Pues mi
piel añora los desgarros de tus zarpas
El
lascivo gemir en mi cuello, de cisne inmaculado
Aún
recuento los pétalos de aquel te quiero
Aquel
crisantemo rojo,
Infundiendo
reverencia a mis caderas
Sumiso
como fresa regada en el almíbar de tus labios
Una
gruesa cruz me sujeta a tu ausencia, un calvario
Tú
centro de mi conjunción de hojas unidas por un hilo.
Mis
piernas no responden ante la luz de la aurora
Lejana
cuan africana costa en las inmensas islas ciclópeas
Cuan
peligros de espadas dioclecianas sobre mi vida
Hoy yace
mi cuerpo postrado en la espera paciente
Hoy
entregada en una disolución estentórea de mis curvas
Nada
quiero, nada puedo, todo añoro, todo deseo
Una
vuelta de tus besos, una caricia, una estrella en mi cielo
Un
rasguño, que me despierte de este sangrar sin fluidos
De este
vivir en sentencia de descompuesto letargo
Vuelve
floricultor de mis sueños, riégame y acaba conmigo.
Mi piel
está marcada por las mermas cinceladas por tu viaje
Sin
destino, sin reseñas y sin tiempo. Te espero, cuan mi piel.
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